Nos exigimos tanto que la autoestima y la alegría se quedan pequeñas. Exploramos autoexigencia y perfeccionismo y cómo el yoga nos enseña a cuidarnos sin perder el deseo de mejorar.
La presión interna suele nacer de una tensión entre lo que somos y lo que creemos que deberíamos ser. Muchas veces viene de creencias familiares y sociales que hemos adoptado sin revisar. La autoexigencia se disfraza de motivación, pero va acompañada de rigidez y miedo al error. El perfeccionismo es esa misma inercia subida de volumen, donde nada parece suficiente y la validación depende del rendimiento. Con ese patrón la autoestima se va erosionando casi sin darnos cuenta.
Lo notamos en lo cotidiano. Postergamos proyectos por temor a fallar. Nos cuesta celebrar logros porque la fiesta dura un suspiro. Comparamos nuestros resultados con los de otras personas y el diálogo interno se vuelve crítico. Descansar da culpa y poner límites parece egoísta. El precio es alto: agotamiento, ansiedad y una relación fría con nosotras y nosotros mismos.
El yoga propone otra dirección. Abhyasa práctica constante nos anima a pequeños pasos sostenidos, sin épicas imposibles. Vairagya desapego nos recuerda soltar la obsesión por el resultado, las etiquetas de bueno o malo y el control infinito. Con estas dos ideas cultivamos una atención amable, ganamos claridad y dejamos que el cuerpo y la respiración nos bajen el volumen mental.
Cómo lo aterrizamos hoy. Probamos una mini práctica diaria de pocos minutos con respiración suave, movimiento lento y una pausa en quietud. Al final nombramos en voz baja una cosa que hicimos bien, aunque sea pequeña. También entrenamos el permiso para parar cuando aparezca la rigidez y practicamos pedir ayuda sin dramatizar. Con el tiempo la mejora llega, pero llega sin látigo.
Si queremos profundizar, tenemos un curso para trabajar autoestima saludable, hábitos realistas y compasión aplicada. Revisamos creencias, ajustamos expectativas y diseñamos rutinas sencillas que encajan en la vida real.
Propuesta de juego. Creamos un bingo de abhyasa con nueve casillas y retos breves como tres minutos de respiración, dos posturas amables o escribir una idea útil. Marcamos casillas a diario y al completar una fila nos regalamos un momento de autocuidado.
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