A veces confundimos ser majos con borrarnos. Proponemos pasar del agradar automático al respeto de límites desde ahimsa y amor propio.
Nos han enseñado que caer bien vale más que cuidarnos. De ahí vienen hábitos como decir sí cuando queremos decir no, evitar conflictos por miedo a desagradar o restar valor a nuestros logros. Parecen gestos amables, pero nos alejan de la autoestima y de la asertividad.
Ahimsa, la no violencia, empieza dentro. Respetar el cuerpo, la energía y el tiempo es trato digno. Si prometemos más de lo que podemos dar, nos hacemos daño y al final tampoco ayudamos tanto. La firmeza no es dureza; es cariño con bordes.
El yoga nos entrena para escuchar y elegir. En la esterilla aprendemos a notar señales, regular la respiración y decidir la versión de una postura que nos cuida hoy. Parar a descansar también cuenta. Esa práctica de atención se traduce fuera en límites claros y en decir no sin culpa.
Ideas prácticas para arrancar. Chequeo breve del cuerpo tres veces al día. Pausa de respiración de cinco alientos antes de responder un favor. Ensayar un no pequeño cada jornada, por ejemplo posponer una tarea que no es urgente. Celebrar en voz baja cada límite puesto, como si lleváramos una medalla invisible.
En las relaciones, claridad y amabilidad. Decimos lo que necesitamos y lo que vamos a hacer. Me viene bien hablar mañana. Ahora no puedo ayudar, puedo el viernes por la tarde. Gracias por pensar en mí, esta vez paso. Cuando alguien cruza un límite, describimos el hecho y ofrecemos una alternativa.
Si estas dinámicas nos suenan, podemos explorarlas a fondo con un curso que combina práctica de yoga, psicoeducación y ejercicios de escritura para reconstruir una relación sana con nosotros mismos y con los demás.
Mini juego aplicable esta semana. Durante siete días hacemos bingo de límites: dibujamos una cuadrícula con casillas como decir no sin justificar, pedir tiempo para decidir, elegir descansar. Cada casilla marcada suma un punto y al final canjeamos los puntos por un pequeño autohomenaje.
¿Listas y listos para practicarlo con alegría y constancia? Visitemos JeiJoLand y demos el siguiente paso juntos.