JlA 9×26 Otoño como espejo del cambio personal

El otoño nos recuerda que todo cambia y que nosotros también. La salida al miedo llega cuando vivimos el aquí y ahora y confiamos en el proceso.

Solemos temer los giros porque nos aferramos a lo conocido y a una ilusión de control. Sin embargo, el día a día está lleno de pequeños comienzos que nos entrenan sin drama: cambiar la ruta al trabajo, probar una receta distinta, decir que no a tiempo. Ya sabemos adaptarnos más de lo que creemos.

Si miramos la estación como espejo, vemos hojas que caen, espacio que se abre y semillas que esperan. Hagamos lo mismo: soltar lo que pesa, dejar hueco y elegir una intención clara. Después, ajustar el rumbo paso a paso con microacciones que caben en la rutina: ordenar un cajón, dar tres respiraciones antes de responder, revisar la agenda y priorizar.

La presencia es práctica, no teoría. Podemos apoyarnos en anclajes sensoriales, recordatorios en el móvil, un calendario visual de mini metas y un registro semanal de avances. Cuando nos desviemos, corregimos sin culpas, como quien endereza el volante con suavidad. La constancia vence al impulso.

Nunca es tarde para empezar de nuevo. El cambio puede ser regalo, aprendizaje y ligereza si soltamos apego, atendemos lo importante y actuamos con atención. No controlamos la meteorología, pero sí qué ropa nos ponemos.

Propuesta de juego: durante una semana, cada día escribimos en una tarjeta una microacción de cambio, la metemos en un tarro y al final celebramos cuántas sumamos.

Si queremos seguir jugando y aprendiendo, pasemos por JeiJoLand.