JlA 8×63 La fusión del futuro sin enredos

Nos asomamos a una fuente limpia y potente que podría cambiar el mapa energético. La fusión nuclear promete mucha energía con pocos residuos, pero aún tiene retos técnicos enormes.

En pocas palabras, hablamos de unir núcleos ligeros para liberar energía, al contrario que la fisión que los rompe. El resultado es un proceso sin emisiones directas de gases de efecto invernadero y con desechos de menor peligrosidad y vida útil más corta que en la fisión, además de una seguridad intrínseca que evita reacciones en cadena fuera de control.

El gran obstáculo es domar un plasma a temperaturas cercanas a ciento cincuenta millones de grados Celsius y mantenerlo estable sin tocar las paredes del reactor. A eso se suman la turbulencia, las pérdidas de calor, el daño por neutrones en los materiales y la necesidad de lograr ganancia neta de energía durante tiempos largos y de forma repetible.

Hoy se persiguen dos caminos principales. En el confinamiento magnético usamos potentes imanes, en dispositivos como tokamak o stellarator, para encerrar el plasma caliente y mantenerlo aislado. En el confinamiento inercial se emplean láseres o haces de partículas extremadamente intensos que comprimen diminutas cápsulas de combustible durante instantes brevísimos hasta alcanzar condiciones de ignición.

El combustible más accesible combina deuterio y tritio, dos isótopos del hidrógeno. El deuterio abunda en el agua de mar, mientras que el tritio se prevé generarlo en el propio reactor usando mantos de litio que capturan neutrones. Esto exige materiales resistentes, blindajes eficaces, manteniendo la activación radiactiva en niveles manejables y con mantenimiento remoto.

En los últimos años hemos visto progresos notables: mejores modelos de transporte y turbulencia, control del plasma asistido por inteligencia artificial, imanes superconductores de alta temperatura, pulsos más largos y récords de energía producida en experimentos. Aun así, transformar esos hitos en electricidad fiable y rentable implica integrar ingeniería térmica, conversión a la red, ciclos de mantenimiento y marcos regulatorios claros.

Propuesta para jugar y aprender: montamos un tablero casero con fichas de calor, confinamiento, combustible y pérdidas. Cada turno probamos combinaciones para cerrar el equilibrio energético y quien logre sostenerlo durante tres rondas seguidas gana.

Si queremos seguir desentrañando esta tecnología paso a paso y con buen humor, visitemos JeiJoLand.