El concepto de consentimiento activo en las relaciones sexuales se basa en la aprobación activa y mutua de las partes involucradas.
No es suficiente con la mera ausencia de un «no»; el silencio o la falta de respuesta pueden reflejar incomodidad y duda. El giro del enfoque de «no significa no» al de «sí significa sí» surgió en 1990, impulsado por estudiantes feministas de Antioch College como respuesta a incidentes de agresión sexual.
El consentimiento debe ser específico para cada acción. Solo porque alguien haya consentido en el pasado no significa un permiso automático para futuras interacciones. También es importante considerar el fenómeno del «freeze mode», cuando una persona no puede expresar un «no» debido a la parálisis física ante una amenaza.
Las dinámicas de poder, las normas de género y el consumo de alcohol complican todavía más el consentimiento. No basta con las palabras: hay que examinar el contexto y las presiones que afectan las decisiones de individuos. El consentimiento debe ser una práctica continua que promueva la satisfacción sexual y el respeto mutuo.
¿Qué tal si jugamos a mejorar nuestro entendimiento del consentimiento? Puedes participar en un juego de roles con tus amigos para representar diversas situaciones y practicar cómo abordar el consentimiento activo de manera positiva.
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