JlA 8×09 Conociendo la Vulva y la Vagina: Desmitificando la Anatomía Femenina

Hablar de la anatomía femenina sin rodeos ni susurros es más necesario que nunca. Durante mucho tiempo, la vulva y la vagina han sido tema tabú, rodeado de mitos, desconocimiento y bastante vergüenza injustificada. Pues bien, eso se acabó. Hoy vamos a aclarar algunas ideas básicas pero fundamentales, de forma directa y sin tonterías.

Primero lo básico. La vulva es la parte externa, la que se ve. Ahí están los labios mayores, los labios menores, el clítoris y la entrada de la vagina. En cambio, la vagina es el canal interno. Sí, ese que conecta la vulva con el cuello del útero. A menudo se confunden ambos términos, pero no son lo mismo, y entenderlo es parte de conocer tu cuerpo.

Hablemos de la diversidad. No hay una única forma de vulva. No existe un modelo ideal. Son todas distintas: algunas tienen labios más largos, otras más cortos, más pigmentados o menos. Esa variabilidad es completamente normal. Y no, no hay nada que corregir ahí. Lo que ves en redes o en ciertos contenidos no representa la realidad de la mayoría.

Sobre la pigmentación, es bastante habitual que los genitales sean más oscuros que el resto del cuerpo. Esto se debe a la melamina, esa sustancia que también le da color a tu piel, cabello y ojos. No es signo de ningún problema. Es solo biología haciendo su trabajo.

Vamos ahora con el tema del flujo vaginal y la lubricación. El flujo es parte del sistema de autolimpieza del cuerpo. Su cantidad, textura y color pueden variar, pero su presencia es una buena señal de que todo funciona. Lo mismo con la lubricación: responde a la excitación sexual, y aunque a veces puede faltar, no hay que vivirlo con ansiedad. Hay soluciones y sobre todo, hay que hablarlo.

¿Y los olores? Pues sí, cada vagina tiene su olor natural, que puede cambiar a lo largo del ciclo menstrual. Lo que no es normal es un olor fuerte o desagradable, especialmente si viene acompañado de molestias. En ese caso, toca visitar al personal sanitario, pero sin alarmismos ni culpa.

Eso sí, fuera jabones por dentro. Nada de lavarse la vagina con productos perfumados. Eso puede alterar el pH y romper el equilibrio del microbioma vaginal, un ecosistema de bacterias buenas que ayudan a mantener la zona en forma. Con agua y limpieza externa es más que suficiente.

Hablar de todo esto sin tapujos ayuda a romper el círculo de desinformación que arrastramos desde hace generaciones. Entender nuestro cuerpo, aceptarlo y cuidarlo con información veraz debería ser parte de la educación básica. Sin dramatismos, sin vergüenzas.

En el próximo episodio cambiaremos de equipo y hablaremos sobre los penes. Pero por ahora, si te ha parecido útil lo que acabas de leer, pásate por JeiJoLand, la web que convierte el aprendizaje en diversión.