A veces nos sentimos perdidos, inútiles o sin propósito, como le ocurrió a un joven que acudió a su sabio maestro en busca de respuestas. En lugar de recibir consejos directos, el anciano le pidió un favor: vender un anillo con la condición de no aceptar menos de una moneda de oro. El muchacho lo intentó sin éxito, pues todos lo consideraban muy caro. Frustrado, volvió al maestro, quien le sugirió que consultara a un joyero. Grande fue su sorpresa cuando el experto valoró la joya en cien monedas de oro.
Este relato nos deja una lección crucial: muchas veces buscamos validación en lugares equivocados. Damos demasiado peso a la opinión de quienes no están capacitados para valorar lo que realmente somos. Al igual que el anillo, nuestro valor es intrínseco y no depende del juicio de cualquiera.
Así que la próxima vez que dudes de tu valía, recuerda que no todos saben apreciar lo que llevas dentro. Si quieres seguir descubriendo aprendizajes de forma divertida, pásate por JeiJoLand. ¡Aprender nunca había sido tan ameno!