La radioterapia FLASH promete cambiar la forma en que se trata el cáncer. Desarrollada por CERN y CHUV, esta tecnología administra dosis ultraaltas de radiación en cuestión de milisegundos. ¿El resultado? Mejor control del tumor y menos daños colaterales en los tejidos sanos.
Los ensayos clínicos han demostrado que este enfoque no solo es seguro y eficaz, sino que también puede mejorar la calidad de vida de los pacientes. En personas con cáncer metastásico, ha reducido el dolor de manera significativa. Lo más fascinante es su mecanismo de acción único. Se cree que las células sanas reciben una especie de escudo temporal gracias a la hipoxia transitoria y una menor afectación del ADN. Esto marca una diferencia clave con las terapias tradicionales.
Y esto no es todo. Con nuevos ensayos clínicos previstos para dentro de un año, la radioterapia FLASH podría revolucionar la atención médica. Al reducir los tiempos de tratamiento y los costes operativos, esta técnica facilitaría el acceso a terapias avanzadas en lugares donde los recursos son escasos. Menos sesiones, menos gastos y más oportunidades para los pacientes.
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