Los primos circulares son numeritos traviesos que, al jugar con sus dígitos y rotarlos, siguen siendo primos. Nuestro amigo 19.937 es uno de estos casos especiales. Cuando rotamos sus dígitos, obtenemos 99.371, 93.719, 37.199 y 71.993, y voilà, todos son primos también.
Ahora, os preguntaréis por qué no podemos ver dígitos como 2, 4, 5, 6, 8 o 0 en un primo circular. La respuesta es simple: al rotar, algunos de estos dígitos pueden caer en posiciones que los hacen divisibles por 2 o 5, y ya se sabe, eso no es nada glamuroso para un primo.
Hablemos de los ejemplos veteranos de primos circulares. Entre los de dos dígitos tenemos al encantador equipo formado por 13, 17, 37, 71 y 79. Las cosas se complican un poco más con los de tres dígitos, como 113, 197, 199 y 337, que cuentan con nuestro respeto por mantenerse en esta categoría.
Cuando nos adentramos en el club de los primos permutacionales, que son los números que no importan cómo se arreglen sus dígitos, siguen siendo primos, nos encontramos con 113, 199 y 337 como los héroes de este selecto grupo. Para ser parte de esta élite, un primo permutacional tendría que asemejarse a los repunits, esos números formados únicamente por el dígito uno repetido varias veces. Eso sí, si encontráis uno de estos primos permutacionales y es más grande que cualquiera de los conocidos, la cena la pagamos nosotros.
Así que, amantes de los números y la diversión, os invitamos a que exploréis más sobre estas maravillas matemáticas. Visitad JeiJoLand, vuestra referencia didáctica para aprender mientras os divertís.