En nuestro frenético día a día, sentirse abrumados es casi un ritual de iniciación. No es que seamos flojos, es nuestro cuerpo pidiendo un respiro. Cuando el estrés toca la puerta, nuestro organismo hace de las suyas: hormonas descontroladas, un corazón tan acelerado que hasta parecería enamorado, y una respiración que podría dar clases de zumba. La clave para salir de este caos hormonal radica en la calma. Practicar técnicas de respiración profunda o, mejor aún, hacerle un cumplido a la almohada con un buen descanso pueden ser nuestros mejores aliados.
¿Has intentado alguna vez compartir un bol de palomitas con tu mascota? La competencia por recursos es la madre de todas las batallas, y aquí también se refleja la importancia del nicho ecológico. En este caso, nuestro amigo peludo no entiende que esas delicias son solo para nosotros.
Pero hablemos de manchas, sí, de esos accidentales estampados que a veces lucimos tras una comida exitosa. Un poco de agua y detergente enzimático puede hacer milagros, dejando nuestra ropa casi tan limpia como la conciencia de un bebé después de una siesta.
Tomar decisiones en la vida puede ser como elegir la mascota correcta: todo es cuestión de necesidades biológicas. Porque aunque tengamos mil intereses, no todos los caminos nos llevan a profesiones que combinan la biología con áreas tan fabulosas como la moda, la medicina o la ingeniería.
No podíamos cerrar este artículo sin una reflexión de autoayuda digna de un mural tumblr. Aunque no podemos evolucionar como una flamante Pokémon, sí que podemos transformarnos con nuestras experiencias vitales y ciertos cambios de expresión genética. Somos la obra maestra de nuestras historias pasadas, y todos compartimos un rincón en este vasto y antiguo legado cósmico que es nuestra existencia.
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