JlA 9×13 AMS cero dos y la detección de antinúcleos

En la Estación Espacial Internacional, el experimento AMS cero dos ha señalado indicios de antinúcleos raros en los rayos cósmicos. Si se confirma la detección de antinúcleos, podríamos estar ante pistas nuevas sobre la materia oscura y la simetría entre materia y antimateria.

Para situarnos, AMS cero dos es un espectrómetro que recoge partículas cargadas de alta energía que llegan desde la galaxia. Sabemos que hay antipartículas comunes, como positrones o antiprotones, producidas en choques de rayos cósmicos con el gas interestelar. Lo sorprendente es encontrar antinúcleos pesados, por ejemplo antihélio, en cantidades que superan lo que predicen esos choques. No es ciencia ficción, aunque suene a peli.

Producir núcleos de antimateria es extremadamente improbable. Requiere que varias antipartículas se ensamblen sin romperse, algo muy difícil en colisiones caóticas. Por eso un exceso de eventos sugiere que puede haber fuentes adicionales. Entre las candidatas, la materia oscura aparece en primera línea, pero los modelos más populares, como los wimps, no alcanzan por sí solos a explicar la señal sin tensiones con otros datos.

Aquí entran dos ideas exóticas que se discuten con cautela. Una es la presencia de antiestrellas, objetos formados mayoritariamente por antimateria que podrían expulsar núcleos en vientos estelares o supernovas. La otra recurre a un sector oscuro donde la materia oscura se desintegra en cascadas que generan antinúcleos. Ambas opciones son sugerentes, pero todavía especulativas y sin consenso.

Medir bien estos eventos es un reto serio. Necesitamos separar con precisión el signo de la carga mediante la curvatura en el campo magnético, estimar masa y energía, y descartar contaminaciones de helio normal o antiprotones mal identificados. También hay que modelar la propagación por la galaxia y la heliosfera, el efecto del viento solar y los sesgos instrumentales. Falta un estudio oficial revisado, así que prudencia y paciencia, que de eso en ciencia vamos servidos.

Si se confirma, el panorama se vuelve emocionante. Podríamos explorar dominios de antimateria, revisar la asimetría entre materia y antimateria y diseñar pruebas independientes con rayos gamma, neutrinos y mapas de anisotropías. Otros instrumentos y campañas en globo estratosférico podrían aportar validaciones cruzadas. La colaboración entre física de partículas y astrofísica ya está en marcha, y es justo lo que necesitamos.

Propuesta de juego rápido: montamos un bingo cósmico con conceptos clave como antimateria, propagación galáctica, wimps y antiestrellas; cuando aparezcan en una noticia, sumamos puntos y buscamos una fuente fiable que los explique.

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