La llegada de internet transformó nuestras vidas de manera imperceptible al principio, pero hoy es una tecnología fundamental que no podemos imaginar sin ella. Al comienzo, internet era un lujo para ordenadores con tarifas planas que comenzaban después de las seis de la tarde, como si fuera un club al que solo se podía entrar bajo ciertas condiciones. Incluso el wifi era un sueño que parecía de ciencia ficción. Las consolas comenzaron a seguir el mismo camino, con la Dreamcast dejando huella, antes de que otras compañías como Sony y Microsoft se lanzaran al agua del juego en línea. Fue realmente en los años dos mil siete y dos mil ocho cuando el juego en línea se integró en la cultura gamer de manera definitiva.
La evolución desde entonces ha sido fenomenal, con smartphones, tabletas, y todo tipo de dispositivos, e incluso nuestros coches conectados a internet. Balanceándonos entre Android Auto y Apple CarPlay, el avance nos invita a estar al día con lo que se conoce como el Internet de las Cosas. Hoy podemos aprender de casi cualquier tema, acceder a ingentes cantidades de información y disfrutar de un sinfín de posibilidades laborales que internet ha traído consigo. Pero como todo en la vida, estos avances también tienen su lado oscuro.
El anonimato en internet es un arma de doble filo. En la red, una falsa identidad o un simple nick puede convertirse en una máscara que nos aleja de quienes realmente somos. Esto puede ser positivo al ofrecer privacidad, pero definitivamente tiene su lado negativo. Y es que no todos utilizan esta máscara con buenas intenciones. Algunos transforman su anonimato en una excusa perfecta para adoptar comportamientos poco educados que en el mundo real posiblemente no mostrarían.
Recientemente jugué en línea a *Gauntlet* con desconocidos, y la experiencia me dejó un mal sabor de boca. Acostumbrado a disfrutar con amigos, salté a una partida al azar y encontré jugadores que se centraban más en el sabotaje que en la cooperación. Sorprendentemente, lo que debería ser una forma de entretenimiento se desvanece rápidamente cuando estás más ocupado evitando que tus compañeros te roben que venciendo al jefe final.
Podemos imaginar fácilmente la vastedad de internet como un océano, y las redes sociales son ecosistemas rebosantes de opiniones y comentarios, no siempre bien intencionados. La falta de humanidad en redes y foros puede ser descorazonadora. Sufrimos una tormenta diaria de críticas desproporcionadas y comentarios dañinos hacia personas e instituciones. Este tipo de dinámicas deteriora el valor incalculable de las conexiones humanas en el mundo virtual.
Para darle un toque lúdico a nuestra interacción, ¿qué tal si participamos en un desafío de convivencia digital?. La idea: por cada comentario en línea, intenta dejar uno positivo que anime a otro usuario. Transformar la experiencia de los demás a través de nuestras palabras puede parecer pequeño, pero el impacto es inmenso.
Enfrentar el reto de la conexión humana en internet es esencial para revertir tendencias que, de seguir así, podrían alejarnos de lo mejor que tiene para ofrecer. Os animamos a reflexionar sobre vuestro papel en la gran red, ya sea con un nick o con nombre y apellidos. Recordemos que detrás de cada pantalla hay una persona.
¿Listos para aprender jugando? Uníos a nosotros en JeiJoLand y descubrid un mundo digital más amable y humano.