¿Alguna vez te has sentido como un cubito de hielo derritiéndose en un café con leche un caluroso día de verano? Bueno, estás en buena compañía. La naturaleza humana es tan cambiante como el clima de abril, y lo que sentimos hoy podría no ser lo mismo que sentiremos mañana. Y eso está bien. Al igual que el clima, nuestras emociones y estados de ánimo son barridos por tormentas internas y externas, desde los niveles de serotonina en nuestro cerebro hasta el agotamiento de un martes cualquiera. Aunque buscamos verdades universales para aferrarnos, la dura realidad es que estamos a merced de estos cambios. Este conocimiento debería convertirnos en personas más comprensivas, tanto hacia otros como hacia nosotros mismos. Es fundamental recordar que nuestras creencias y opiniones no están grabadas en piedra. Son más bien como plastilina en manos de un niño creativo; siempre cambiando, siempre haciéndose eco de lo que nos rodea y de lo que llevamos dentro. Ser conscientes de esta transitoriedad nos ayudará a navegar por los altibajos de la vida con un poco más de gracia y quizás un poco menos de drama. Así que la próxima vez que te sientas perdido o en la cima del mundo, recuerda que todo es pasajero. Y eso, queridos amigos, es el verdadero superpoder que nos permite no solo vivir, sino también disfrutar del viaje. Ven y aprende más sobre cómo mantener este equilibrio interno en JeiJoLand, nuestra web dedicada al aprendizaje mediante la diversión. Porque, después de todo, si no podemos cambiar la dirección del viento, al menos podemos ajustar las velas.