JlA 4×97 El Enigma del Libre Albedrío: La Filosofía y la Física en Confrontación

¿Realmente somos dueños de nuestras decisiones o estamos en un tren de juguete invisible en el que nos llevan las leyes del universo? La idea de tener libre albedrío podría ser, según algunos, una gran ilusión, cortesía de un universo regido por principios físicos. La capacidad de decisión propia es esencial para nuestras relaciones humanas, sistemas morales y legales, pero ¿es realmente tan autónoma como creemos?

Dentro del ámbito filosófico, encontramos dos corrientes principales que se disputan la existencia del libre albedrío. Mientras una de ellas sostiene que somos poco más que una danza de partículas siguiendo las leyes de la física, la otra trata de encontrar un sentido más abierto a la voluntad y libertad humana.

El determinismo en física sugiere que cada movimiento, incluso nuestras pisadas más decididas, están predeterminadas por eventos pasados. Si todo ha estado escrito desde el Big Bang, podríamos estar operando en piloto automático, con nuestras decisiones ya tomadas mucho antes de haber nacido.

Entra ahora la mecánica cuántica, que introduce elementos aleatorios. Pero antes de que saquéis las serpentinas de celebración, recordad que esto no añade decisión consciente, sino una pizca de imprevisibilidad. Los procesos cuánticos aleatorios pueden influir en nuestras acciones, como el clima influye en nuestras elecciones de ropa, pero no nos otorgan el control consciente que anhelamos.

Aquí aparece la noción de emergencia, que plantea que muchas pequeñas cosas juntas pueden crear nuevas propiedades. Esta idea es similar a cómo un puñado de notas juntas crean una melodía desconocida. La realidad está organizada en capas, desde los átomos hasta la sociedad, y cada capa trae consigo nuevas propiedades y complejidades.

Según la emergencia, tratar de entender el libre albedrío desde la base de las partículas es similar a preguntarse si un transistor piensa cuando son los cerebros los que nos dan conciencia y carácter. En esta capa del cerebro, emergen aspectos como la conciencia, que nos incluye en el proceso de decisión, aunque luchemos internamente con la idea de cuán libres somos realmente.

Incluso sin poder absoluto sobre el libre albedrío, subjetivamente sentimos que nuestras decisiones nos pertenecen, y a menudo, esto es suficiente para nosotros. Nos gusta creer que, en un universo sin propósito determinado, tenemos la libertad de buscar la felicidad y hacer la mejor utilización de nuestro paso terrenal.

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